domingo, 1 de marzo de 2015

Mundo podrido.

Una palabra, una enfermedad, una trampa mortal que implica asesinato y suicidio: odio. Una palabra, una incapacidad, una trampa mortal que implica suicidio y asesinato: irracionalidad. 
Nuestro mundo está ciego, le pegaron demasiados puñetazos y se ha vuelto daltónico; se pasará años intentando distinguir colores antes de que buscar a quién le llenó de balazos. Nuestro mundo es un mendigo que viste con traje y rebusca en la basura algo que llevarse a la boca, demasiado digno para cambiar, demasiado gilipollas para recapacitar. Algo está realmente mal y todo es por lo mismo.
Todos ponemos el grito al cielo cuando hay peligro de que una enfermedad afecte de alguna forma a nuestra nacionalidad sin embargo si quién está contagiado es un ser humano eso deja de importar. El mundo es libre para explotarlo pero levantamos fronteras cuando se trata de encontrar trabajo; criticas a quien te atendió en reclamaciones y alabas al que marca los goles sin caer en que comparten algo: son humanos.
Porque aplauden como locos en las bodas y luego disparan a quien se ama de verdad. Porque cuenta más que hay entre tus piernas que en tu cabeza, y si te quejas de ello solo eres un quejica más.
Porque el dinero mueve el mundo pero si todos nos negamos y hacemos barricada ni siquiera la palanca de papel podrá corromperla.
Todo es querer.
Pero nadie quiere, aunque diga lo contrario.