sábado, 5 de abril de 2014

La chica que odiaba los garbanzos.

Esta es una historia que te dejará sin aliento, con la sangre helada. Es la historia de una cría que desde muy pequeña sabía que odiaba los garbanzos y cualquier tipo de potaje con todas sus ganas. Y nunca cambiaría de opinión. Su madre siempre la regañaba porque según ella había que comer de todo; otra de las excusas más recurridas es que no había mucho dinero y que eso era lo que había y punto. La niña aún recuerda esto con recelo. Prefería pasarse días sin comer antes de que tomar semejante asquerosidad (o al menos a ella se lo parecía). Y estaréis diciendo ¿dónde está esa gran historia que nos has prometido? Bueno, esta chica era un poco Robert y odiaba también profundamente otro alimento: las gambas.


Así es señores, esta chica de origen humilde pero costero odiaba una de las características gastronómicas más conocidas de su provincia. En cada boda, bautizo o comunión el de al lado le decía que si no quería las gambas y ella negaba con la cabeza y el de al lado, lejos de regañarla (aunque fuera su madre), decía algún comentario tipo 'Tú te lo pierdes' y seguía a lo suyo.
Esta chica desde pequeña nunca lo entendió. Odiaba las gambas. Odiaba los garbanzos. Ambos eran comida y sin embargo uno debía aprender a gustarle y otro no. Entonces esa chica creció y se convirtió en una adolescente aburrida propietaria de este blog y empezó a entenderlo. No se trataba de que me gustara o no, de que mi cuerpo lo necesitara o no (siempre he ido bien de todos los nutrientes aún negándome a comer esto tipo de cosas) sino de que al ser algo típico en mi casa tenía que asumir que no siempre podían hacer conmigo una excepción mientras que tomar gambas es la excepción y si una no quiere tomarlas pues a más tocan. Y así pasa con todo. Si es algo que abunda tiene que gustarte sí o sí. Si es algo que escasea si no te gusta mejor, así el resto puede disfrutarlo más. Me deprime tanto pensar en ello y en que ha estado en mi mente desde pequeña. Es solo comida por otra parte, ¿pero las cosas son solo lo que aparentan o algo más?